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22 de octubre de 2013

Al alcalde de Marinaleda: Sánchez Gordillo

Bueno la cosa es que acabo de llamar a casa para ver de dónde habían sacado la noticia de que estabas con depresión y me cuentan que estás en La Cuatro, y me alegro de tu vuelta y recuperación. Y a la vez me digo que ya tal vez no vale la pena publicar esta carta que acababa de escribirte. Y la vuelvo a leer y me digo que mira, que la voy a publicar porque es sincera y en parte aún sirve.


Me permito la osadía de escribirte unas letras desde aquí con todos mis respetos y mi solidaridad hacía tu persona. Tal vez no debiera tutearte. No nos conocemos. Tampoco me sale llamarte de usted. Te siento un ser cercano, y humano, y el usted me aleja.
Me ha llegado la noticia de que estás de horas bajas, que estás con depresión y no sabes ¡cuánto lo siento! y ¡cuánto lo entiendo! Tienes todas las razones del mundo para estar más que triste y decepcionado. Siendo sensible, queriendo acabar con las injustícias de este mundo, y encontrando que tus fuerzas quedan aniquiladas, sintiendo que eres un enanito frente a un gigante, y sintiendo  que las fuerzas se te agotan, y preguntándote si todo esto tiene un sentido. ¡Si es que no me extraña nada que te deprimas! Algunos se deprimen, otros cruzan la línea y acaban en la demencia, para poder salir del dolor tan intenso que provoca un mundo donde los poderosos usan sus armas sin piedad ni corazón, causando tanta penuría evitable.
Yo no sé si los humanos tenemos arreglo, la verdad, aunque quisiera creer que sí, la realidad me empuja en sentido contrario. Intento mirar la belleza, la bondad, las personas que actúan con amabilidad y amor, que también las hay, y reconozco que mi mirada es atraída más por lo que hay que arreglar, y como ese lado es mayor, pues he de ir cambiando de gafas , para que no me arrastre la depresión a mí también. De momento, a veces, dejo entrar en mi corazón la tristeza y la rabia, e intento que duren no demasiado y activarme para no perderme esta vida. No sé si tendremos otra, muy probable es que no.
La cosa es que quiero decirte es que frente a la dureza de la via, te refugies en el amor, y que, sí ,  tienes derecho a un descanso, y a tu tristeza enorme, y que sepas que hay muchos que tenemos en cuenta tu enorme valor, tu honestidad, tu humildad, tu humanidad.  Imagino que cuando uno cae en un pozo de desilusión y desgana nada le hace cambiar su mirada cargada de mil y una razones. Sin embargo desde mi sentir y mi admiración hacía ti, una persona consecuente, honesta y amorosa (sin estima, no hay lucha), te diría que te cojas al amor de los que tienes cerca, cual bote salvavidas en un mar inmenso y bravo. Cuando uno está tan hundido de poco sirve lo que le dicen. Sirve más lo que se siente. Y un abrazo amigo se siente. Como decía Ramón Trecet en un programa excelente, de música , que guiaba hace años, Diálogos 3; "observad la belleza, es lo único que merece la pena en este asqueroso mundo", y  algo de razón llevaba. La belleza en sentido amplio, la belleza en lo simple: en esa persona amiga que te tiende su mano, en el ir y venir de las olas, en el vuelo loco de una mariposa de mil colores, y en el sentir que ahora mismo está en mi corazón y las lágrimas que están por brotar de mis ojos, porque me duele que estés mal y que sea con razón, y porque soy mujer y estoy en mi momento más sensible del ciclo. No estoy triste porque crea que perdemos tu fuerza luchadora, que también, sino porque tu pierdes una parte de tu vida y el derecho a vivirla con plenitud, como todos esos por los que luchas, entre los que me incluyo. Tal vez en estos momentos necesites ser algo egoísta, por un tiempito, que dirían al otro lado del charco, y permitirte la calma, respirar profundo, sentir tu persona y olvidarte un poco del loco mundo. Si uno está bien puede amar y compartir. Ahora tu lucha es por ti, para salir de ese pozo. Tus amigos te necesitan y tu mereces VIVIR con mayúsculas.
Un abrazo, mil sonrisas y mucha energía para arrancarte la pena del alma.


Hace ya un tiempo mi padre te escribió un poema. Él también, como su padre lo fue, es un idealista al que supera tanta injustícia.

Poema de Adolfo Giménez, poeta del pueblo, para Sánchez Gordillo 

2 comentarios:

  1. Es que no me extraña nada, Sonia, que cundan depresiones entre gente que resiste y de una manera tan activa como la de ese alcalde. No veo a nadie de la derecha, que se plantea como objetivo el negocio, el medro personal y la escala social, deprimirse, aunque a todo cerdo le llega su sanmartín. Todo es que no les salga sus negocios y entren en crisis, aunque ya sabemos que la perspectiva el problema para ellos es que la culpa de las crisis, las generales y las particulares, las tenemos siempre los demás, vaya. Tal vez el problema de Sánchez Gordillo, no sé, tampoco le conozco, sea que ha puesto demasiada mística (y no solo él) en la lucha por una sociedad más justa. Las místicas suelen conducir a despegues y a veces a hundimientos, he conocido más casos de cerca. Yo no me atrevo a recomendarle nada, porque salvarse, aunque sea algo relativo, es cosa muy personal, pero reconozco que tu carta es muy hermosa. Da rabia que gente así se vea tocada por las contradicciones, pero nadie está libre de ellas. Lo cierto es que tal como están las cosas es para deprimirse, y con frecuencia la causa de las depresiones, aunque en esencia reside en nosotros mismos, en nuestra visión del mundo, nuestras aspiraciones y deseos que suelen truncarse o no alcanzarse jamás, en esa razón que nos desmoraliza está la actitud colectiva de la gente. La ceguera de la tribu acaba arruinando anímicamente a cualquiera.

    Gracias por esa sensibilidad, Sonia.

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  2. Gracias a ti, por tus palabras. Saber que una no anda sola , da un poquito de energía. A veces me digo que tal vez fuera mejor pensar un poco menos y alejarse así de la línea que separa de la locura como via de escape, que no de la locura que permite vivir con menos trabas permitiéndonos ser más honestos con nosotros que cuando vamos de personas serias y responsables. Es decir no quisiera caer en la demencia para huir del dolor y sin embargo sí creo imprescindible cierta dosis de locura, en el sentido de tomarnos la vida de forma un poco menos seria, para poder disfrutarla sin echarse a llorar cada cinco minutos. Ahí ando, navegando...escribiendo...leyendo mucho... Lo dicho, gracias por tu comentario. Como tengo poquitos los valoro mucho.

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