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27 de agosto de 2013

Hannah Arendt



Hanna Arendt, filósofa y pensadora del s.XX
(1906-1975).

 







 Ayer tuve la suerte de bajar a Barcelona y paseando por el casco antiguo, cerquita de la Plaça del Pí, fui a dar con el cine Maldà, una sala que me transporta a ocasiones ya lejanas y muy felices, cuando de más jovencita me perdía por el Verdi, u otros cines donde proyectaban películas de autor,  de esas que tanto me gustaban y siguen gustándome. Hablo de la época en que me deleitaba con Erich Rommer, con Robert Guédiguien, y tantos otros, de. cuando empecé a disfrutar algunos títulos del cine chino, o  ¡yo qué sé!, la época en que salía de la sala y volvía hacía la estación a coger el tren que me llevara hasta casa, sin prisas, y mi mundo aún seguía en la gran pantalla y en todo lo que yo había vivido, las imágenes, las músicas, los personajes, unas veces entrañables y otras veces capaces de llevarme a las más altas cotas de indignación. La emoción, el cine, la historia...el conocimiento...

Volviendo al ahora, poder ver la película Hannah Arendt (H.A), sobre la cobertura que le encargó el The New Yorker, del juicio a Eichmann, en 1961 en Jerusalén, y toda las controversia que se generó al respecto, me ha brindado la oportunidad de aprender y corroborar algunas cosas y de seguir haciéndome preguntas, para las que tal vez nunca encuentre respuestas.
Arendt, destacada pensadora del s.XX, dedicó gran parte de su obra a entender el mal, y eso es algo que a mí me interesa para intentar entender algo más de nuestra especie. Ella, sin dejar de condenar los actos de Adolf Eichmann y lo que significó el engranaje nazi y la barbarie, afirmó que el individuo al que estaban juzgando era un hombre corriente, que no se cuestionaba las consecuencias de sus actos, es decir obedecía instrucciones que cumplía milimétricamente. A esta forma de actuar lo llamó "banalización del mal", que es según H.A. lo que lleva a algunos individuos a actuar dentro de las reglas del sistema en el que están inmersos sin reflexionar sobre sus actos.Y esta apreciación llevó a muchos de sus coetáneos a enfadarse porque se quedaron con la idea de que disculpaba al criminal. Yo pienso que escribió sobre ese juicio con la profunda intención de entender más sobre la naturaleza humana, que a veces se demuestra altamente estúpida.
El ensayista argentino Maximiliano Korstanje hace la constatación de la importancia del temor político y así explica que no es que el individuo no analice sus actos, sino que en base al miedo es capaz de incluso creer que hay una causa mayor y buena para hacer lo que hace, con lo que no sería banalidad sino inclinación por lo que hace. 
Por su parte Haslam y Reicher en un artículo en The Psychologist, según se explica en la wikipedia, van más allá y no creen que crímenes como los cometidos por Eichmann puedan ser cometidos por seres corrientes, sino que son personas claramente identificadas con la ideología del grupo al que pertenecen, y que justifican la eliminación de otros grupos.
No sé si Arendt acertaba o no, lo que sí me parece valorable es que fue valiente por expresar lo que pensaba, a pesar de las críticas a las que se vió enfrentada y las enemistades que sus afirmaciones le reportaron. Puso sobre la mesa la estupidez  y desidia que puede demostrar una sociedad que accede a la barbarie de forma tan "confiada". Ella reparó en que un comportamiento que tanto me hace estremecer, que es el horror perpretado por un ser humano o un grupo de ellos de forma organizada es algo que sucede.
Arendt afirmó que es necesario estar alerta ante ese fenómeno, la "banalización del mal", y evitar que ocurra. Y creo que esto nos debe hacer reflexionar.

Para mí no es tan importante saber con certeza si lo que mueve al delito y al crimen es  la obediencia ciega, el temor político-social, o el convencimiento puro y duro, porque en todos los casos hay una responsabilidad que no puede obviarse. El ser humano puede elegir, a pesar de la dureza de algunos contextos, por tanto es éticamente responsable.
Para mi lo importante es poder  darse cuenta tras la observación y el estudio de la historia, y ver en qué condiciones y con qué mecanismos sucede el mal, y así tal vez podamos evitar que se repita.
Afirmar que el mal es intrínseco al ser humano es cómodo, es como si creyéndolo así tuviésemos que resignarnos a lo inevitable. Y yo me pregunto entonces para qué educamos a nuestros hijos. Y este es otro tema interesantísimo. ¿Les educamos para que sobrevivan en un mundo de lobos o lo hacemos para construir sociedades mejores? Porque si es para lo primero , ¿ a qué estamos jugando? ¿Somos cualquiera de nosotros un Eichmann en potencia?
Y aquí es interesante la cita de Hanna Arendt, "There are no dangerous thoughts.Thinking itself is dangerous", de la que me quedo la segunda parte: "Pensar es en sí mismo peligroso".

Pensar es pelígroso y necesario. Pensar nos lleva inevitablemente a sabernos responsables y eso nos resulta incómodo,  a la vez que nos hace libres.

Pensar nos permite entender, cuestionar, mejorar, y deja de ser peligroso cuando nuestro pensamiento está alineado con el corazón, con el amor a los otros, cuando está movido por la necesidad del propio bien sin olvidar el bien común.
 

3 comentarios:

  1. Comparto tus reflexiones acerca del mal y sobre qué es lo que mueve a una persona a actuar con maldad y hasta dónde estamos dispuestos a responsabilizarnos de nosotros mismos y consecuentemente, de nuestros actos.
    Y a propósito de cine que invita a la reflexión, yo recomiendo estas dos magníficas películas en relación con los temas que abordas en tu post.
    La cinta blanca, de Michael Haneke, en la que cuenta los orígenes del fascismo a través de unos hechos y situaciones inquietantes que ocurren en un pequeño pueblo al norte de Alemania poco antes de la primera guerra mundial.
    La ola, de Dennis Gansel. Ambientada en un instituto alemán en la actualidad, cuenta cómo un profesor realiza un experimento con sus alumnos para explicar el funcionamiento de un régimen totalitario, después de una discusión en clase en la que la mayoría de ellos afirmaba que los horrores del nacismo eran imposibles de repetir.

    Un saludo!
    E.

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  2. Nazismo, disculpas por la falta ortográfica.
    E.

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    Respuestas
    1. Es un delicado tema este del mal y da para mucho. La Cinta Blanca la vi hace tiempo: dura e ilustrativa. La Ola se me escapó en su día y la tengo pendiente. Muchas gracias por las aportaciones y por estar ahí.

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