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2 de septiembre de 2013

Piratas de Alberto Vázquez Figueroa

Hacía tiempo que no leía una novela de aventuras de Vázquez Figueroa y justo antes de salir de vacaciones me encontré con "Piratas", uno de sus múltiples relatos, y que escribió en Lanzarote en 1996, según escribe en la última página, a la que he llegado a velocidad de una flecha y es que la pluma de este autor tiene, entre otras virtudes, la de no dejarte escapar de la trama. A cada renglón la cosa se pone más interesante y yo necesitaba algo de desconexión estos días y dejarme de monsergas económico-políticas y filosofías trascendentales, lo cual no significa que las novelas de Figueroa no sean importantes, más bien lo contrario. Resultan de lo más amenas  y  no por ello son simples pasatiempos. Siempre albergan una serie de importantes valores para mí, además de las brillantes ideas que sólo pueden surgir de una mente privilegiada. Sus personajes casi siempre nos muestran la sinrazón de este mundo, las mayores atrocidades, la avaricia sin límites, y a la vez  que otra manera de hacer y de ser es posible. Por eso esta entretenida Piratas es recomendable y no se nos hace nada extraña en un momento como el actual en que encontraríamos alguna que otra institución similar a la Casa de la Contratación de Sevilla de aquellos maravillosos tiempos para algunos y tan durísimos para otros, años de traficantes de esclavos, de buscadores de tesoros, de bárbaros corsarios, no menos temibles piratas, y multitud de funcionarios corruptos. 
Hay una frase que me ha encantado y que dice uno de los personajes a otro al que han descubierto en gran falta y le dan una oportunidad para "redimirse" : "-Espero que lo consigas, y me gustaría desearte suerte, pero te garantizo que en este caso particular aún no tengo muy claro si estoy de parte de un digno pirata escocés, o de un indigno caballero español. ¡Buenas noches!".
Los adjetivos están muy acertadamente empleados y hoy se podría hacer un paralelismo cuando dijeramos por ejemplo "...con seguridad estoy de parte de un digno impagador de cuotas de hipoteca, un ser humano a punto de ser deshauciado o de un dignísmo hijo de parados y estudiante a punto de quedarse sin poder acceder a la Universidad por falta de recursos, incluso de un digno ladrón asaltabancos, que de un indigno político elegido democráticamente, y que se llena la cartera de sobres  provenientes de contabilidades paralelas, que son borradas de los discos duros originales por si las moscas y a algún compinche se le ocurre irse de la lengua, o peor de un digno asesor de bancos centrales, que se llenan la boca de consejos infumables y que ni ellos se creen...".
En fin, que hay mucho pirata suelto, y el mundo ha cambiado bien poco desde las épocas coloniales en que la corona española y sus tentáculos hacían ya de las suyas.

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