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23 de noviembre de 2018

La casa de papel en Netflix

Hacer marketing de una plataforma digital de series, películas y no sé que otras historias no es el objetivo de esta entrada. Tal vez pensaréis que soy una dramática, una obsesionada, una radical, una exagerada. Tal vez lo sea. Mi opinión es que entre "netflixes, haches be os, partidos de fútbol y grandes hermanos" , etc, nos tienen entretenidas, felizmente entretenidas. 

Y mientras, la vida pasa. Vivimos emociones múltiples, tristezas, pasiones, alegrías, miedos, a través de los personajes de las múltiples pantallas que tenemos a nuestra disposición 24 horas al día, 7 días a la semana, 12 meses del año, por toda la eternidad, hasta que la muerte nos separe, o véte tu a saber...

Total que yo he caído, cual buena hija de vecina. La Casa de Papel me ha abducido y me ha acompañado posesamente durante unos días, no sé si pocos o demasiados. He llorado, he reído, me he entusiasmado, me he cabreado, vamos de todo, sin moverme del sofá. Yo creo que he soñado con el profesor y con la comisaria, con Berlín, ese psicópata que debiera  resultar insufrible y al que acabas adorando, con el director de la Casa de la Moneda y Timbre, con Tokio o Nairobi, dos personajes femeninos insuperables. Bueno, la verdad es que cada personaje tiene su interés y su riqueza de matices. Se nos permite ver el alma humana en su diversidad y con las contradicciones y paradojas que todas tenemos, hasta ese punto en que es comprensible eso de que " ya no sabes quiénes son los buenos y quiénes los malos", aunque sí, acabas teniéndolo claro. Decir que he disfrutado con la serie, que me hubiese gustado saborear un final algo más largo y que a pesar de que se pretende un desenlace algo crítico con el sistema bancario, finalmente se pasa muy de puntillas por el tema, que tendría muchas más posibilidades. 

Tenemos aspectos loables, como las actuaciones, los diálogos, el perfil de los personajes y aspectos que se quedan cortos, a mi modo de ver, como la crítica algo superficial al sistema. "No hay robo, sólo están inyectando liquidez al sistema, como hace la Banca cuando le da la gana". ¡Bingo! Sin embargo, si bien es cierto que no se le roba a nadie, también lo es que el atraco es la redención de unos pocos, el escape de un sistema sin salirse del sistema. "Tendremos dinero para escapar de "esto".Nosotros". Es legítimo querer escapar de trabajar como burros por una miseria, o no poder trabajar y tener que mendigar un subsidio..., lo que ocurre es que no todas podemos atracar un Banco, ni esa es la solución a una sociedad menos depredadora. 

En fin, después de toda esta perorata, y a pesar que podía haber habido una mayor crítica, deciros que echo de menos esos personajes, que me ha encantado la serie y que voy a estar un tiempo sin volver a caer en las redes de la vida virtual, porque mientras se está frente a una pantalla, la realidad se acerca peligrosamente a un Estado global totalitario en el que poco margen de maniobra tendremos si no ponemos remedio, es decir tiempo, pensamiento y acción. El mundo es dirigido por unas élites poderosas, mientras las gentes estamos  "felizmente" entretenidas, por eso necesita de nuestra atención, así que pantallitas, las justas o combinadas con muchas lecturas, con muchos libros. Llamadme agorera.











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