Aunque hay realidades que nunca debieran haber sucedido, el caso es que ocurrieron y me entristecen, y remueven mis tripas. ¡Cuánto dolor evitable! Gracias a una entrada de laantorchadekraus.blogspot.com encuentro hace unos días esta historia de un cura que presenció un número vergonzante de fusilamientos y que llevó un diario, en el que dejó constancia de esos hechos macabros y retorcidos. Zaragoza le ha dedicado una plaza pública en homenaje a esa labor.
Y me parece acertado compartir esta historia, porque últimamente escuchando las declaraciones de ciertas cabezas , le da a una por desear con toda el alma que la historia no se repita, que sigue habiendo mucho egoísmo y hay quien por querer aún más trozo de la tarta se inventa lo que haga falta.
El País publica la historia de un cura y el homenaje que hoy le hace Zaragoza
Recordar para no repetir la locura, la matanza de tanto inocente.
¿Porqué somos tan estúpidos los humanos?
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