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12 de agosto de 2013

En defensa de la cautela y la responsabilidad en el trabajo terapéutico.

En el mundo de las terapias alternativas hay  muchas corrientes  y se hace imprescindible un poco de criterio a la hora de escoger un terapeuta u otro, una terapia u otra. Lo digo porque todos somos humanos y todos tenemos creencias y formas de entender y eso también es así para cualquier terapeuta. 
A mi modo de entender, si alguien se dedica a la terapia,  ha de saber gestionar las propias emociones y evitar dejarse llevar por la pasión de las propias ideas; y ser consciente de  que la verdad absoluta  no existe. Cuando alguien solicita consejo, consuelo, ayuda, está confundido. Una persona que solicita entrar en un proceso de autoconocimiento necesita un acompañante, un "escuchador", una persona que sepa trascender su propia verdad .
Para mi, un buen terapeuta amplia las posibilidades de la persona a la que acompaña y debe evitar transmitir dogmas de fe como si fueran verdades absolutas. Evidentemente cada terapeura está convencido de que sus técnicas e instrumentos son verdad porque los ha experimentado. Esto sólo demuestra que le funcionan a él y seguramente a otros, pero no que sea lo único válido o verdadero, ni tan siquiera que esa sea la verdad.
Y lo que sinceramente encuentro un error recurrente y muy peligroso, es partir del miedo para convencer de la necesidad de ciertas técnicas y empezar a hablar de los posibles enemigos que te quieren mal, etc... Precisamente un terapeuta tiene el papel de aligerar la carga del otro con su saber, no de poner más piedras. No hace falta empezar a ver demonios donde no los hay. Tengo la sensación que según con qué historias volvemos a la Edad Media.
Lo que necesitamos los seres humanos no es que nos den una verdad absoluta ni que nos metan el miedo en el cuerpo. Lo primero porque , como dije más arriba no hay sólo una verdad. Y lo segundo porque ya tenemos suficientes miedos y peligros en nuestra vida, que son los que hemos de aprender a gestionar, para que nos vengan hablando de fantasmas.
Los humanos necesitamos amar y ser amados en cualquiera de las distintas facetas que el amor se hace realidad. Y para llegar a la plenitud, cuanto más nos conozcamos a nosotros mismos, más aceptemos lo que es, desde el amor, más capaces seremos de amar y ser amados, y más capaces de trascender nuestras limitaciones y lidiar con ellas.
Y el proceso de autoconocimiento es posible si nos permitimos espacios para la calma, para la respiración profunda y consciente, para el agradecimiento por la vida que tenemos desde el amor, nunca desde el miedo.
Para mí es importante confiar. No digo que en un mundo tan caótico no hayan peligros porque sería no querer ver la realidad. Sin embargo si siempre estoy en estado de alerta, mi corazón no se relaja y desde el estado de peligro , no hay lucidez, hay miedo y necesidad de escapar.
Por eso me doy cuenta que frente al miedo el movimiento corporal es muy necesario porque moviliza nuestra energía y se eliminan bloqueos emocionales. 
Hay quien no quiere ni oír hablar de las terapias, pues ¡qué corra!, ¡qué camine!, ¡qué nade! ¡qué respire profundo!  La actividad física moviliza nuestra energía y la transforma. ¡Movernos ayuda a mover nuestro miedo ! ¡ Y respirar profundo es "milagroso"!
Si además quieres aprender a mirar diferente y  ser mejor persona puedes iniciar un proceso de crecimiento personal . Y como decía busca terapeutas sin verdades absolutas, sin dogmas, que puedan darte luz y pautas para que seas tú quien vaya aprendiendo tu propia verdad.

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