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14 de agosto de 2012

LOS JUEGOS DEL HAMBRE


“Disuadidos de pensar, educados en deseos que nos han sido impuestos y que son idénticos a los del vecino, somos el producto de un largo proceso evolutivo dirigido a reprimir la obsoleta y molesta inteligencia “.
                                         Pino Aprile en Elogio del Imbécil


Hace un par de años copié esta cita que hacía Alex Rovira en La Brújula interior y hoy releyéndola me ha parecido una buena idea compartirla dada la plena vigencia de lo que expresa.
Todos los momentos son importantes.
Este es un momento de la historia especialmente importante. Se está produciendo una reorganización a nivel mundial que conduce a la igualación de las clases sociales por abajo y por arriba. El mundo tiende a una sociedad polar, de extremos, sin posibilidad de espacios intermedios. Seremos o muy, muy ricos (una élite) o muy, muy pobres (la inmensa mayoría).
La única forma de parar esta, para mí, involución, es que ahora las clases intermedias seamos capaces de generar pensamiento crítico, utilizar la inteligencia y la gran herramienta que es internet, y crear consciencia de la importancia de construir un mundo en el que el reparto de la riqueza sea más justo con la mayoría, de forma que la vida tranquila en las calles no sea un sueño del pasado al que ya es imposible regresar. Esta lucha es necesaria ahora, en que el desencanto y el egoísmo son plato del día.
En menos de dos generaciones esta capacidad de pensamiento inteligente y crítico será historia. Estamos viendo cómo a partir de ya van a poder estudiar sólo aquellos que tengan para pagar las astronómicas matrículas universitarias. Y si el conocimiento sólo queda en manos de la minoría está claro que no van a trabajar para los pobres precisamente, más bien al contrario.
Anteayer vi la película “Los juegos del hambre” y...


Imagen extraída de ladagadeaquiles.wordpress.com

me pareció que ese mundo fabulado no difiere tanto de lo que veo a mi alrededor: unos cuantos viviendo en un mundo de lujo, enfrascados en una vida superflua y segura y el resto trabajando como esclavos para ellos. No olvidemos además que ya hay países que se mueren literalmente de hambre (¡¿?!).
¿Ese es el mundo que queremos? Si tengo que elegir, no me apetece ser una esclava y tampoco me apetece pertenecer a una élite superficial, amoral y patética, que disfruta mientras otros no tienen ni para un chusco de pan. Me apetece un mundo donde todos tengamos posibilidades de crecer y estar sin miedos, y donde el respeto por el resto sea una realidad. Así de simple. No hace falta perseguir la acumulación de riqueza. La felicidad es mucho más que tener. La felicidad es tan barata que no puede comprarse con dinero. Seguramente soy una ilusa.




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