Con ánimo de aprender

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12 de abril de 2013

El Decreto de Nueva Planta de rigurosa actualidad.



Llega un punto en que se aúnan tristeza, incomprensión, ahogo y como consecuencia radicalización de posturas.
Escribo en español para que me entiendan  todos.
Soy ciudadana del mundo, europea, española, y ahora, más que nunca , catalana.
Me considero una persona normal, ni mejor ni peor que el resto de humanos que comparten vida ahora en este planeta conmigo. Estoy convencida que no eres mejor ni peor por ser de aquí o de allá. Todos somos seres vivos con ganas de ser felices y de ser sin que se nos imponga cómo. Y en Cataluña da la casualidad que existen catalanes y su lengua es el catalán en primera, aunque no única, instancia.
Nací en una familia castellanohablante y mi idioma materno es el español. A los tres años empecé la escolarización en una Academia catalana. Entonces no habían tantos colegios. Y gracias a eso pude aprender el catalán, y ahora me reconozco y me siento bilingüe al 100%. Pienso, hablo y me comunico indistintamente en ambas lenguas, tal y como surge en cada momento del día, y en función de con quien socializo. Ni siquiera elijo, me sale sola la lengua más idónea para cada situación.  A los siete años entré en un colegio público en el que aún llamábamos Don a los profesores y donde la asignatura de catalán era un choteo, tanto es así que mi hermana, cuatro años menor que yo no empezó a saber catalán hasta que llegó al Instituto, y ahí sí , unos años más tarde se soltó a hablarlo.
La inmersión lingüística en Cataluña, consigue que todos los niños aprendan la lengua propia del país, el catalán, y no impide, sino que potencia que salgan de la escolarización dominando también el español, que también es lengua oficial, lo cual considero una riqueza. Mi hija de 11 años habla y escribe sin faltas de ortografía ambas lenguas, sin ningún tipo de problema. Y así es como debe ser y me encanta.
No me parece respetuoso con la idiosincrasia catalana el obligar a cambiar al español en una clase en que haya una minoría que quiere la escolarización en castellano, porque me parece una gran falta de respeto por la cultura autóctona.
 Sí, estamos en España, somos una parte de España. Y antes que eso, en Cataluña hay una lengua propia, que no es una lengua de segunda, sino de primera. El querer romper nuestro modelo de escuela es algo comparable al Derecho de pernada practicado en la Edad Media, por el señor feudal. No deja de ser una cacicada, un querer imponerse frente a un país que ha conseguido que su lengua propia sea vehículo de cultura y no muera, sin menospreciar ni abandonar el español, cosa que sería un grave error, ya que es la tercera lengua más hablada del mundo y también es nuestra ya. No olvidemos que aquí se  prohibió el catalán  a raíz de la victoria de las tropas de Felipe V sobre las catalanas en 1714, con el Decreto de Nueva Planta , y se obligó a usar la lengua castellana. Era la tendencia centralista de las monarquías autoritarias que se daban en ese momento.
Amo el español, forma parte de mi persona, y no puedo renunciar a lo que soy, ni quiero.  Y  amo el catalán y forma parte de mi persona y no puedo renunciar a lo que soy, ni quiero.
Somos muchos los catalanes a los que nos duele tener que elegir entre Cataluña en España o fuera de ella. Yo amo el español,  repito, me gusta España, su geografía, su cocina y muchas cosas de su música y cultura, porque forman parte de mí y yo parte de ellas.
Sin embargo la forma irrespetuosa con que me siento tratada como catalana ¡¿ está consiguiendo?! que si tuviera que elegir, con gran pena, acabaría ¡¿decantándome?! por la independencia, y me costaría sudores porque sería romper  con una parte que amo y de la que me siento parte, y realmente no me apetece nada. Y me está costando escribirlo. Debo dar las gracias a nuestros gobernantes en Madrid, porque renuncio sin ambajes  a ese modelo español centralista que pisotea mi parte catalana. Si me obligan a cambiar el modelo de escuela exitoso en que estamos, ¿tendré que elegir?.  Tal vez sí. Seguiré amando el español , leyéndolo, hablándolo y me obligarán a hacerlo en el exilio (¡qué sinsentido en el mundo de la globalización donde el capital viaja sin pasaportes!) , porque el catalán es la lengua de Cataluña, pese a quien le pese. Y me obligarán a tener que llevar un pasaporte para poder entrar en una tierra, la española que también siento mía. ¡Qué triste! A mí las fronteras siempre me han gustado poco o nada. Y además soy del parecer que la tierra debería ser de todos, sobretodo de los que la trabajan,ejem..Este ya es otro tema y ¡qué tema! 
Todo esto no quita que tenga bajo la lupa a los gobernantes catalanes que no representan para nada los intereses de las gentes que dependemos de un salario y que en lo económico son clavados a sus homólogos de la capital del imperio.
No nos pueden obligar a vivir como quieran los defensores de "Una grande y libre". Nos sentimos pisoteados y ninguneados y encima de ser víctimas, se nos trata como verdugos. ¡Ya está bien!
¿Porqué les molesta tanto que tengamos una lengua propia si además tenemos al castellano como lengua oficial y todo el mundo habla ambas lenguas? Volvemos al Decreto de Nueva Planta, al Derecho de Pernada.  ¡Hagan juego señores! ¡ Volvemos al dieciocho!, en cosa de lenguas. En lo económico, más atrás:  al Medievo.  Una pena.

Añado un link de una madrileña llegada a Cataluña porque me ha gustado qué y cómo lo dice:
"Som-hi! es muy bonito, es como decir: ¡a soñar!”

Y otro con gran sentido del humor de Juan Carlos Escudier, para relativizar un poco y reirnos de nosotros mismos por papanatas, los defensores de una u otra fe:
 La guerra de las lenguas

Y este es un vídeo muy original de una andaluza muy "salá" que explica algunas cosillas con un toque de humor:
Vídeo de una andaluza con mucha gracia.

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