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10 de agosto de 2012

Trascender el ego para salir de la crisis...!


El mundo no es que se haya vuelto loco, es que hace siglos que anda del revés, y tengo bastante claro que la clase política no anda con ganas ni con preparación y valentía para darle la vuelta o empezar a dar un giro. Andan en sus miras cortoplacistas del sálvese quien pueda y, en general, con un rostro de piedra que sería la envidia de más de un escultor, salvo honrosas excepciones a las que se ignora o elimina. Y a la vez que observo esto, también veo como el resto de la población no vemos más allá de nuestras propias necesidades individuales centradas en nuestro modo egoíco de observar y de vivir.
La cosa tal vez está en encontrar el punto de equilibrio entre funcionar como individuos y pensar  que formamos un todo con el resto de seres vivos. Somos uno y somos todo.
En estos tiempos en que la especulación financiera es para sentir algo más que vergüenza, no se nos ocurre otra cosa que...
rescatar a la Banca. Este era un momento idóneo para cambiar un poquito las estructuras, nacionalizándola en parte y cambiando algo las reglas de juego. Es necesario dinamizar la economía y no constreñirla más todavía. Por lo que yo veo el dinero que se inyecta a la Banca no está circulando en pro de la economía real, de la economía productiva, y se sigue funcionando como hasta ahora: especulando. El Estado debería estar imponiendo sus condiciones y no al revés. A ver, con el dinero público se salva a una Banca que se ha pasado de lista y especuladora. El Estado, que no tiene un duro porque gasta mucho donde no debe (Presupuesto Defensa, Sueldos vitalicios, Salarios de los dirigentes abusivos, corrupción…), se endeuda en una espiral estratégicamente buena para la Banca de nuevo, y empieza a recortar de donde sabe que no tendrá presiones peligrosas ( sanidad, educación, pensiones…), lo que además propicia un caldo de cultivo que lleva a la privatización paulatina de dichos servicios para el bien de unos pocos y el mal de unos muchos. Y además nos encaminan a un constreñimiento de la demanda interna que nos conduce a una mayor recesión económica. Estamos hartos de ver cómo las recomendaciones del FMI para salir de la pobreza a los países tercermundistas lo único que consiguen es hundirlos más en la miseria.
El Estado podría ver crecer sus arcas con una tasa a las transacciones financieras y modificando la escala del impuesto de la Renta y otros impuestos directos, haciendo que pague más el que más tiene. De nuevo esto va en contra de quien detenta el poder económico y por supuesto, lo impiden. Curiosamente estos dirigentes aumentan los impuestos indirectos, como el IVA, que gravan el consumo y que pagaremos todos, ricos y pobres. ¡Curiosa manera de redistribuir la riqueza!
Si la economía financiera va por libre, sin un intervencionismo estatal no corrupto, y continua con sus desmanes enriqueciendo a unos pocos y mandando a miles a una muerte segura (fíjémonos en los fondos de inversión que hacen su agosto especulando con materias de primera necesidad como el trigo, el migo,el maíz o el arroz), este mundo será cada vez más bipolar.
Sinceramente me gusta muy poco el rumbo que toman las economías. Estamos igualando a los pobres del mundo por abajo, a base de ir recortando derechos y prestaciones. Igualar por arriba significaría elevar la calidad de vida de las clases menos favorecidas y eso conllevaría a que gran parte de la tarta dejaría de ir a manos de las clases pudientes.
Estoy convencida de que para vivir con dignidad y saboreando la vida desde lo simple no es necesario amasar tan grandes fortunas. La auténtica plenitud no la da poder viajar a las Maldivas en un jet particular. La conciencia de estar vivo y disfrutarlo procede más del poder compartir con los amigos y la gente cercana, en la conciencia de que el resto de seres de la tierra no son más desgraciados a causa de tu avaricia y que forman también parte de la vida como un todo.
Los sucesivos milagros económicos que se han sucedido en distintos momentos de la historia han tenido un punto en común muy significativo: una mano de obra que ha trabajado a destajo por muy poquito dinero y a eso yo le llamo depredación o explotación y parece que volvemos a eso.
Si bien es cierto que se necesita una idea y ganas de sacarla adelante para el progreso y eso ha hecho que justificáramos la figura de un empresario que se lleva el beneficio o va a la bancarrota en función del éxito o el fracaso, hay formas y formas de gestionar. Es justo y necesario  ofrecer salarios dignos,  y repartir las horas de trabajo, de manera que la mano de obra tenga capacidad adquisitiva y tiempo de ocio. Tal vez los márgenes de beneficio serían menores, y la sociedad más equilibrada, y con menos tensiones. Además es necesario rediseñar cómo contabilizamos la producción agregada de un país y qué cosas hemos de contar como costes y que ahora no se contabilizan porque no se atiende al legado que estamos dejando a las generaciones venideras en forma de residuos. La óptica sería bastante diferente.
Hay formas de organizarse entre el capitalismo sin rumbo y sin alma y el comunismo ciego y empecinado, en el que también las élites se distancian del pueblo llano y coartan y castigan lo que se sale de sus designios. La utopía está en una vía intermedia con un estado intervencionista y no corrupto, que apoyara una organización social en que los objetivos priorizaran el desarrollo de los seres vivos en armonía con el medio. Y ahí está el reto: funcionar evitando pérdidas de energía en burocracias insufribles, evitar el abuso con el medio ambiente, actuar en red poniendo el conocimiento en crear riqueza para sostener la vida de forma armónica. Cambiar el concepto de competencia por el de colaboración: ser competentes como grupos. Y empezaríamos aquí a preguntarnos qué hacemos con la Propiedad Privada, ¿es o debería ser un derecho? ¿dónde estarían los límites a la acumulación de riqueza? ¿sería suficiente con una formación ética y quién decidiría qué formación hay que impartir sin que llegara a  ser adoctrinamiento? ¡Uf! Muchas preguntas …
Y ahí es donde una empieza a buscar respuestas dentro, a buscar caminos para poder observar el ego y su funcionamiento, como nos maneja. Ver cómo por una parte nos permite ir por la vida y cómo por otra con su poder nos lleva a pensar sólo en nosotros. Tal vez el camino esté en nuestra capacidad de reconducir nuestro ego para que sea capaz de pensar en comunión con el resto de egos que andan por el mundo, porque un ego sólo no es nada. No sé…

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