Con ánimo de aprender

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12 de agosto de 2011

Elucubraciones para un viernes.

En este momento de la historia, se hace necesario trascender los esquemas de pensamiento sobre sociedad y economia tradicionales. Siendo muy útil, ¿cómo no? conocer los conceptos que acuñaron Adam Smith, Ricardo, Malthus, Marx, y por citar algunos más recientes, John Kenneth Galbraith, Juan Francisco Martín Seco y tantísimos otros, hemos de conseguir ir más allá, buscar ese camino que nos es tan necesario. La esencia de los errores es muy parecida al pasado no tan lejano, aunque la realidad parezca tan distinta.
Intentar arreglar el caos en que nos movemos parece una locura. En los innumerables intentos de la humanidad por ir más allá del dolor y la injusticia, con las miles de vidas sesgadas prematuramente, el lugar al que se ha llegado no parece que diste en esencia del principio de los tiempos. Si lees textos de autores griegos, o de cualquier otro momento, salvando las diferencias superficiales, el sentir y el comportamiento humanos no varian: atropellos, infidelidades, injusticias, celos, robos, asesinatos, riqueza, guerras, desastres,  y también amor, alegría, amistad, lealtad, honorabilidad, respeto… Siempre la dualidad, y entre los polos, los distintos colores, para todos los gustos.
Ahora es necesario seguir observando para entender.  Y es necesario aportar ideas que transiten por un camino que lleve a un mundo menos doloroso para muchos seres . Tantos y tan sabios pensadores han aportado mucha luz, eso es incuestionable, y hemos de aprovecharla. Llegar más allá implica utilizar otros medios de conocimiento que no sólo pasen por la mente lógica. Necesitamos pararnos a sentir las emociones y vivirlas conscientemente. Somos más que un cuerpo físico. Tenemos un “cuerpo emocional”. Aprender a gestionarlo puede abrir una puerta al cambio en el hacer humano.
Es necesario darnos cuenta que la vida puede y debe ser mucho más simple de lo que la hacemos. Que la vida para ser vivida con plenitud precisa fundamentalmente de un poco de comida, agua potable, vivienda y amor, dosis grandes de amistad, comunicación y armonía. Los viajes, los artículos de lujo y tantas otras cosas, ¡claro que gustan! y ¡claro que tienen un componente lúdico que alegra la vida!  ¿A cuántas personas y por cuánto tiempo? ¿A qué coste?  ¿Debería haber un límite a la acumulación de riqueza? ¿Realmente la acumulación material nos hace felices?
Es cierto que no todos somos iguales y las prácticas de un Estado Totalitario se han demostrado ineficaces y devastadoras. También estamos comprobando como el Sistema Capitalista halla la forma de saltarse cualquier regulación redistributiva para acabar siendo una feroz vía a la especulación que tanta desgracia conlleva a una gran mayoría en este planeta.
Una via intermedia es lo que hemos de aprender a construir. Es necesaria la libertad de empresa para la gente con iniciativa; es imprescindible el acceso universal a la educación para que todos podamos desarrollar nuestra inteligencia y nuestras potencialidades ; a todo esto , ¿es necesario que el Estado intervenga como redistribuidor y garante de las libertades y los deberes de la ciudadanía, como he creído hasta hace muy poco?. Y, ¿ es necesario un control al controlador de ese orden?. Tal vez debemos empezar a explorar modos de organización en red. He oído hablar de sociocracia. He de interesarme en estos caminos.
Tenemos los medios técnológicos para poder organizarnos. Necesitamos la cordura para darnos cuenta que un “mundo feliz” pasa necesariamente por la eliminación del hambre y la pobreza; por la eliminación del fraude y los paraísos fiscales..., por la eliminación de la corrupción.
 De no cambiar nuestra praxis, esa ínfima minoría que acumula la riqueza necesitará vivir en guetos hiperprotegidos y con el peso, o no, en la consciencia de haber permitido la muerte y el sufrimiento de sus semejantes gracias a sus artes en el engaño, la estafa, la apropiación indebida, la explotación de recursos materiales y humanos.
Una cosa es la iniciativa, ser arriesgado y poner a trabajar el ingenio y el dinero y por ello justificar un beneficio y otra muy distinta es la apropiación indebida, el fraude, el abuso de poder y el aprovechamiento de unas leyes laborales y mercantiles en muchas ocasiones nada éticas. Que no nos vendan el mito del libre mercado porque es todo menos libre. Menos eufemismos para hablar de economía. Competitividad, flexibilidad… ¡si Marx levantara la cabeza!, el denostado Marx.., que aún con sus carencias, nos brindó una serie de conceptos muy útiles para entender algunas cosas. Y más ética en los negocios. No es necesario ser la Madre Teresa de Calcuta…pero los señores que mandan en esa entelequia llamada “mercados” ¿porqué no se dan una vuelta por el Cuerno de África? y así se permiten la experiencia más fuerte de su vida.
Y es que necesitamos ir más allá de nosotros y tener en cuenta el bien común...

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