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31 de mayo de 2014

Alabama Monroe

Hace tiempo que una película no me impactaba como para escribir sobre ella. Alabama Monroe merece que le dedique un tiempo. Premio Lux 2013, otorgado por el Parlamento Europeo, a trabajos que contribuyan al debate público sobre temas como la crisis, la inmigración, la justicia, las libertades, la solidaridad, y otros temas importantes en los valores de los que Europa ha hecho gala hasta la fecha. Esperemos no ir hacía atrás.
A través de la historia de amor de Elisa y Didier, ella tatuadora y él músico, entramos en contacto con temas universales como la ternura, la desesperación, la vida, la muerte, el amor... 


Imagen extraída de cinemascope.com.br

A primera vista pudiera parecer una americanada más, por el cartel y el vídeo (si quieres verlo clica aquí)  promocionales. Nada de eso. Aunque los modos y los escenarios parecieran de la  América del Norte, y la banda sonora nos traslade allí, los protagonistas viven en Europa del Norte, en Bélgica, y desde aquí la perspectiva de las cosas es algo distinta. El momento histórico atraviesa los primeros años de este nuevo milenio, aunque por las barbas del protagonista bien pudiéramos estar en los 70 del siglo pasado. Da varios saltos hacía atrás y hacía adelante, en lo que serían unos diez años,  sin menguar un ápice la comprensión de la historia, y dándole un toque original y bien armado. 
Esta es una historia que vale la pena ver en compañía y que permite abrir un debate sobre varios temas: 
¿Cómo afrontamos la muerte? ¿Cómo, si es la muerte de un hijo? ¿Somos capaces de superar el dolor? ¿De transitarlo al menos?
La evolución del amor y la ternura en las relaciones de pareja. El sexo. La seducción. La atracción. La maternidad y la paternidad. La eutanasia. La amistad. La libertad social y personal...
Hay momentos sublimes en la película, en los que se llama a las cosas por su nombre, y que le dan un valor añadido a la cinta. Para mí el cine, debe comunicar y posicionarse, también en ocasiones entretener y divertir. En esta ocasión es además un instrumento para la libertad. Mostrar la hipocresía de ciertos personajes, y mostrar escenas donde se escoje la muerte, como opción de humanidad, para mi es un acto de Cine con mayúsculas.
Creo que voy a recordar bastante tiempo a esta pareja, por la belleza de sus voces, por la música, por la ternura que destila la historia, y por el tratamiento en varios importantes temas. No me ha dejado para nada indiferente. Me ha emocionado y me ha permitido valorar muchas cosas. 
La vida está para vivirla y para cuidarla. 
No os perdáis Alabama Monroe. Sabréis porqué han traducido el título así al español además de ver una excelente película y disfrutar de una buena banda sonora.

Cuando una película me gusta me apetece compartir porqué, qué me ha movido por dentro, qué me ha llamado la atención, qué me subleva o qué me hace vibrar. Por eso a partir de aquí sigue leyendo sólo si ya has visto Alabama Monroe. Puedes volver aquí después de haber disfrutado el visionado.

Los primeros minutos del rodaje pensé que sería otra película más de las cientos que hay: parejita feliz con niña en bucólico ambiente...Después pude comprobar que no es una película de superfície.
El momento en que Elisa le comunica a Didier que está embarazada es de una gran riqueza. Por una parte muestra eso que en cine casi nunca se muestra: cuando se hace el amor lo más fácil es que una se embarace. Vamos, que el sexo y el embarazo, si no se toman precauciones, van unidos. Por otro lado, muchas mujeres se sentirán identificadas con Elisa, en esa soledad frente a la incomprensión del macho, que parece venir de Arbeca, cuando reacciona como una criatura, con una inmadurez rayana en lo perverso. ¡Cómo si el embarazo fuese cosa sólo de una! ¡Vamos hombre!

La pareja protagonista se enfrenta al cáncer de la hija de seis años. Vemos cómo evolucionan frente a ese mazazo que les depara la vida. Observamos la ternura, la inocencia, el dolor, la tristeza, la importancia de la amistad, de la música, frente al dolor... Y surgen las preguntas frente a lo desconocido y el absurdo, y las estrategias que cada uno utiliza frente a eso. Unos se aferran a la religión, otros a creencias personales diversas, a la amistad y al amor...Cada cual lo lleva como puede...con mayor o menor entereza...con mayor o menor desesperación.
Hay una escena en que Didier se cabrea con el que fue el Presidente de América  de cuando el atentado a las torres gemelas en New York, y grita su rabia. Y me gustó oírle esa frase que yo utilizo a menudo: " ¿...y se llaman pro-vida?", mientras frenan el avance y los estudios en genética por motivos religiosos. "¡Hipócritas!". Es lo mismo que aquí o parecido. Se autodenominan pro-vida porque dicen que les importa la semilla que hay en el vientre de las mujeres, y a la vez cuando ya han nacido después de todo un proceso de gestación, deniegan las ayudas a las madres con dificultades, o recortan en becas o construyen leyes que permiten echarles de sus casas tras deshaucios indecentes....en fin pero este es otro tema.

Otro momento digno de mención es cuando Didier acompaña a su amor en el tránsito hacia el "no ser". Y ahí, los amigos, la música, el  dolor y la gran entereza. Es la primera vez que veo tratar la eutanasia de un modo tan natural y maduro. La escena es de una belleza conmovedora.

Alabama Monroe es una gran película, que sin duda volveré a ver.










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