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29 de abril de 2013

Sobre el tema del aborto, una vez más.



Me preocupa y me molesta enormemente tener que volver sobre el tema del aborto, a la vez que creo necesario el esfuerzo, tal como está el patio, con la Iglesia empujando a los dirigentes de un país con un Estado aconfesional.
Dejar claro que lo que está en juego es mi libertad como mujer. No me vengan con historias morales. Estoy un poco hasta las narices de que me quieran hacer sentir mal porque defienda la despenalización del aborto, cosa que no es empujar a que las mujeres vayan a abortar. No quiero una legislación que me acuse y me encierre si decido interrumpir un embarazo que es mi.
Defiendo la educación sexual, la información, la responsabilidad personal y la prevención. Y defiendo la despenalización del aborto. Y la defiendo porque soy mujer, soy madre y entiendo lo que ambas cosas significan. Y además amo la vida como la que más, tengo dignidad y principios, y respeto por las demás mujeres. Y me importa la vida de los nacidos y de los que están por nacer, aunque usted no se lo crea.
El número de interrupciones del embarazo no aumenta con una ley más permisiva. Y permite que una mujer pueda hacer lo que más necesite en ese momento en función de su contexto y sus necesidades, con garantías de no poner en peligro su propia vida. Es la mujer la que cuida, la que en última instancia es responsable de esa potencial vida que lleva dentro y ella es la única con derecho a decidir. Los demás, les guste o no, no tienen derecho a nada.
 Sr. Gallardón,  ¿sería usted, o su gobierno, o los autodenominados grupos Pro-vida, los que acogerían en sus casas , a esos pequeños, y les darían amor, cariño, escuelas y educación, hasta la mayoría de edad? ¿Les darían una vida digna una vez nacidos?
Si miramos la historia, cuando una mujer no puede, por mil motivos, tener un hijo, interrumpe el embarazo como sea, y casi siempre, con todo el dolor del mundo. No debe ser una decisión fácil. Y no seamos maniqueos:  con escasas semanas de gestación, es una vida en potencia, que fuera del útero no podría seguir adelante. ¿Cuándo empieza a ser? ¿Cómo y cuándo empieza a ser persona? Depende de donde pongamos el límite. Si  llevas un DIU y no permites que suceda la vida, ¿también eres asesina? Son cuestionamientos que pretenden culpabilizar a la mujer, que bastante tiene con lo que tiene. Y lo que decía, el aborto se ha ejercido siempre. Si está penalizado, se sigue haciendo y en gran parte de ocasiones poniendo en  peligro la vida de la mujer,  aquella  que no tiene recursos, por supuesto. Porque en este tema también hay clases. La que puede, paga y lo hace en condiciones seguras, aquí o en la otra punta del planeta.
Y que ahora además nos digan que en caso de malformaciones congénitas tampoco podemos decidir interrumpir el embarazo bajo la amenaza de ser tratadas como asesinas insensibles, me parece disparatado, aberrante, retrógrado y tremendamente hipócrita.  Cuando una madre sigue adelante con su embarazo porque así lo decide ella, genial, señal de que lo desea, está preparada, tiene unas determinadas convicciones, tiene los medios… La cosa es poder elegir sin presiones castigadoras y ajenas a una misma.
Lo que hay en juego es si la futura madre puede y quiere lidiar, o no,  con lo que se le viene encima, porque es ella la que va a estar ahí, no nos engañemos. Nadie más va a estar en su día a día, frente a esa necesidad que tiene un hijo de ser cuidado, durante años y toda la jornada, lo que no siempre es posible.
Las creencias morales de una parte de la sociedad, no le da derecho a obligar a las mujeres a hacer algo que no quieren. No todos pensamos igual. Si tú te ves con capacidad para todo, adelante. Y si alguien no tiene esa fuerza, o ganas o lo que sea, no la criminalices.
A veces ama más una madre que decide no traer un hijo al mundo.
Un hijo es algo muy serio para que vengan a decirme si tengo o no que tenerlo.


Un atículo que me gustó de Aníbal Malbar:

http://blogs.publico.es/rosa-espinas/2013/05/04/aborto-gallardon/

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