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16 de marzo de 2017

Mejorando la democracia I

Ando en momentos de reflexión. ¡Qué novedad! Je,je... Y a la vez en momentos de tránsito. ¡Qué obviedad!
Con la primera afirmación, ironizo, porque es algo habitual en mi darle vueltas a la cabeza. A veces de forma neurótica e improductiva, otras como ahora, en la reflexión, con un resultado que me gusta y da coherencia a lo que llevo haciendo hace casi tres años, que es trabajar por mejorar la democracia. Lo que se inició como la necesidad de recuperar la gestión del agua de mi ciudad, Terrassa, está constituyéndose en una tarea más profunda como es la construcción de un nuevo modelo de democracia en el que la ciudadanía tenga más peso y sea partícipe de lo que acontece en el espacio público y su evolución.
En cuanto a la segunda afirmación, decir que ando transitando, ¡claro que es algo obvio! Creo que lo he escrito para poner atención en el hecho de que siempre estamos transitando, hasta cuando estamos inmóviles e hiponotizados dentro de la dispersión que genera el modo de vida en que estamos. Y es que aunque estemos todo el día corriendo, y de un lado para otro, la realidad es que estamos en un letargo inmovilista, en el sentido que no hay tiempo para cuestionar. Y aún así transitamos, cada uno como mejor puede. 

Me doy cuenta de que en esta "dolce vita" que podemos permitirnos en los países ricos, unas personas más que otras, nos hemos acostumbrado a vivir desde el mínimo esfuerzo, acostumbradas a encontrar lo que necesitamos al alcance de la mano. Nos hemos convencido de que este modelo de vida es lo natural y que nos merecemos esto y mucho más. Y mi reflexión de ahora me lleva a entender que nada de lo que vivimos es natural, es algo que resulta de muchas acciones pasadas y de cómo hemos gestionado los recursos y la vida antes de ahora. Que podamos vivir con cierta holgura nos ha acomodado y ha condicionado nuestro grado de consciencia. Lo que no nos gusta, no se mira. Y sin embargo está.

A medida que escribo me vienen muchas ideas a la cabeza. Voy a quedarme con lo que quería decir al inicio. El mensaje es que este modo de vida nos ha llevado a no cuestionar la evolución de nuestras democracias y su calidad. Lo que quiero compartir aquí es que es importante entender que la calidad de la democracia será en función de la implicación y la responsabilidad que le pongamos cada una de las personas que las formamos. La libertad y los derechos conseguidos tienen detrás el trabajo de muchas personas que en su momento se implicaron.

Me doy cuenta de que hoy más que nunca es necesaria la responsabilidad de cada una de nosotras, las personas, y nuestra implicación. Para mí es importante dejar un mundo mejor a mi hija, un mundo en que se sienta persona y en el que no tenga que doblegarse a los criterios de quien detente el poder. Esto dependerá de la calidad de la democracia que construyamos entre todas.

Es evidente que una democracia participativa conlleva que todas seamos más conscientes de las reglas de juego con las que nos movemos, pero no sólo eso, significa además que esas reglas de juego las hemos de construir desde abajo y entre todas .

Nos dicen que hoy en día todas tenemos las mismas oportunidades, pero no es cierto. Lo miremos como lo miremos la situación de partida no es igual para todas. A estas alturas de mi vida ya acepto que esto no sucederá jamás, sin embargo, sí veo posible construir un modelo más justo. Y entiendo que esa construcción es la que nos demanda no desentendernos y estar ahí garantizando que no nos arrebatan más derechos con verdades a medias. Esa construcción de democracia pasa por tomar una actitud proactiva: exijo derechos al mismo tiempo que aporto mi responsabilidad y mi dedicación.

Por todo esto creo que esa vida de fantasía, de vivir de lujo sin aportar nada, de creer que tengo todo regalado ha pasado a formar parte de los sueños. La realidad exige organización y compromiso, porque una Vida buena para todas necesita una democracia distinta, donde las leyes las decidamos entre todas y donde quien no cuida el entorno social y natural ha de entender que el camino es otro.

Es importante que entendamos que la democracia puede ser mejor si se atiende desde los municipios porque es en estos que la gente puede decir más fácilmente lo que piensa a los cargos electos, la participación es mucho más sencilla . Por todo esto la regulación a nivel nacional debe dejar un espacio importante a las iniciativas locales y la coordinación supramunicipal, sin ahogar su maniobrabilidad.





Imagen de:
http://www.truthliesdeceptioncoverups.info/2014/05/the-governability-of-democracies-crisis.html



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